lunes, 31 de mayo de 2010

Descuidos.

Hoy mi tía Sonia me ha hecho recordar unas anécdotas muy divertidas.


1.- En un antiguo trabajo (Hotel) trabaje de recepcionista, entraba a las 11:00 p.m. y salía a las 6:00 a.m. después a las 9:00 a.m. entraba a otro trabajo en una Estancia del ISSSTE y salía a las 3:30. Como podrán imaginarse parecía zombie dormía de 5 a 9 y mi horario estaba totalmente "alrevesado" (si es que esa palabra existe).

Cierto día a las 10:00 de la noche me dispuse a salir rumbo a mi trabajo y algo extraño me sucedía... no sabía que... pero había algo raro en mí, no era simplemente el sentirme desvelado o cansado; me subí al metro y me dormí otro rato... “pa” aprovechar, al bajar en la estación en la que quedaba el Hotel seguía sintiéndome igual... me detuve un rato, me analice de “pe” a “pa” y empecé a reírme, llevaba puesto en el pie derecho un zapato negro de suela baja y en el pie izquierdo uno café un poco más alto.... ya decía yo que estaba caminando muy "rarito" pensé.


2.- Pao y yo nos habíamos quedado de ver con una pareja de amigos para comer en su casa, era un lunes y la cita la habíamos hecho para el martes en la tarde. Entonces recibimos un mensaje de nuestra amiga en el cual nos avisaba que aunque le daba mucha pena tendríamos que cancelar pues les había salido un compromiso que no podían desatender, “no hay ningún problema”, le conteste… ya será para otra ocasión.

Nuestro día continuo sin ningún contratiempo hasta que volvió a sonar mi celular y el mensaje que había llegado decía así: “Papacito ya quiero que llegues a la casa para hacer travesuras”.


Me detuve un momento, me talle los ojos y volví a leer el mensaje… ¡Sí! Si decía eso... le mostré el mensaje a Pao mientras en mi mente decía “el que nada debe nada teme, el que nada debe nada teme, el que nada debe nada teme”, pao leyó el nombre del remitente de dicho mensaje y comenzamos a reír… era nuestra amiga que había cancelado la comida y se había equivocado al mandar un mensaje… inmediatamente le conteste: Chiquitita voy para allá ¿a qué hora llega tu marido?

miércoles, 12 de mayo de 2010

Conversaciones.

Salgo de mi casa a las 11:30 un poco tarde, mi horario de entrada es a las 12:00. Saco los Audífonos y suena "Just Friends" de Amy Winehouse... solecito, nada de trafico me subo al transporte público y pufff!!!!... ¡Mi Ipod se quedo sin batería!, ¡Noooooooo! y en mi mente la clásica toma de mi cara viendo al cielo y gritando mientras se aleja cada vez mas.


¿Y ahora que?... en la radio suena la finísima estación de radio "La que buena"....


Dos minutos... llevo dos minutos escuchando la que buena al lado de unos tipos que huelen al metro la merced.

Cinco minutos, no pues si; no cabe duda que el Ipod si me hace un paro. No me había dado cuenta de cuantas guarradas dice la gente cuando va en el transporte publico.


Escuchar conversaciones entre personas que no conoces (y que probablemente nunca volverás a ver) no es para reír, es simplemente un experimento social en el que te introduces por un momento en un mundo al que de otra forma no tendrías acceso. Las conversaciones que uno puede mantener suelen estar muy limitadas, y lo queramos o no, llega un momento en la vida en el que uno ya ha pasado por todos los tipos de diálogos por los que podía pasar. Así, es difícil sorprenderse a sí mismo en una conversación nueva.


Hoy, gracias a la falta de carga de mi Ipod, he vivido de cerca situaciones que de otro modo nunca habría conocido.


1. Tres chavos conversando en el pesero:


Un muchacho les explica a dos amigas que él nunca le ha pegado a su ex-novia. Que es cierto que ha dicho de todo sobre ella, pero que nunca le ha puesto un dedo encima. Luego, afirma: "pero como ella diga algo, que se prepare, ¡que le voy a pegar un mad....!". Y a continuación, añade: "además, que yo todavía llevo un trozo del cuchillo que me clavó aquí (se señala en la zona lumbar), y no voy a jugar con ella".

¡La ex-novia le había clavado un cuchillo! Las dos amigas simplemente asintieron, quizás conocedoras de la historia del cuchillo o simplemente acostumbradas a ese tipo de conversación.


2. Una chica al celular:


¿Bueno? Si, soy yo.

(silencio)

Si, ya voy pa’llá

(silencio)

Voy aquí en…este, en ¡ay! ¿cómo se llama?

(silencio)

No, por ahí no… aquí en donde no sé cómo se llama.


3.- Un abuelito con un niño de unos 6 años:


Niño: Abuelito, tú a qué equipo le vas?

Abuelito: A las Chivas hijo, y tú también debes irle a las Chivas

Niño: Ah no!!! yo le voy al América porque mi tío Pedro me dijo que los que no le van al América, se besan con otros hombres

Abuelito: Ah!! entonces yo me beso con hombres??

Niño: Pues sí, porque no le vas al América…

Abuelito: Y con qué hombres me beso???!!!

Niño: Pues con todos los de tu trabajo!!!

(Razonamiento que por cierto me suena bastante lógico...)


¿Alguien tiene otras conversaciones ajenas que compartir?